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Fuente: www.planccperu.org/noticias/ultimas-noticias/peru-asume-el-reto-de-ser

COP20: Corrupción Oficial de Países/Peruana, 20.

La COP20 y su difusión en la prensa peruana.

«[…] me puse a pensar si era más importante tener todos los recursos del mundo o ser conscientes de la importancia que estos tienen para el mundo […]»

Gonzalo Pizarro

Publicado: 2014-12-14

Me he motivado a escribir esta pequeña columna a raíz de dos cosas: la lectura de un libro, y el artículo de Francisco, un amigo de la universidad.  Tengo razones para creer, lamentablemente que, en términos de corrupción, el Perú puede obtener una gran nota (por eso el 20 en el título).

La palabra «corrupción» comúnmente la asociamos al tránsito ilícito de dinero para lograr algo.  Pero entender la corrupción de tal manera es sostener al mismo tiempo que es una acción irreversible.  ¿Es así?  Me parece que no necesariamente, y no en este caso.  El filósofo político de la Universidad de Harvard, Michael J. Sandel, en su libro Lo que el dinero no puede comprar, señala lo siguiente: «[…] corrompemos un bien, una actividad o una práctica social siempre que los hacemos descender a un nivel inferior al que les es propio».  Por esta explicación, este libro ha motivado la redacción de esta columna.  Entender así este fenómeno corrosivo, de manera más amplia, es la razón por la cual propongo que la COP y su difusión podrían llegar a obtener la nota 20 en cuanto a corrupción.  Y, al mismo tiempo, es el motivo por que sostengo que no es una acción irreversible; sería necesario, entonces, enfocar este evento y su difusión de manera que no descendamos el nivel que le es propio.

Cuando Lima fue escogida sede para la fase número 20, la mayoría tuvimos la ilusión de que en nuestra capital llegaríamos a tener un documento con negociaciones importantes, y que dejaría para la COP21 (en París) el camino un poco menos turbio.  Ya sabemos que eso no pasó.  ¿Pero podrá pasar?  Preguntarse esto no es una cuestión pesimista, sino más bien realista, si entendemos la dinámica global actualmente, a saber: las corporaciones transnacionales cada vez tienen mayores recursos e influencias en la política para su propio beneficio.  Con esto no quiero decir que estoy en contra de las empresas y el capital privado, pero estoy en desacuerdo con cualquier práctica que no apoye la sostenibilidad del planeta; que quiera obtener ganancias al margen del mismo lugar en donde las produce.  Es en este sentido que la COP20 es un escenario corrupto, ya que las negociaciones —o la mayoría de estas— no sugieren una acción frente al problema, sino una acción para no ver sufrir tanto las utilidades de, quizá, el poder más importante ahora en los países (sobre todo en los desarrollados).  Es decir, han descendido el nivel de acción frente al cambio climático a una acción mercantil.  Esta es, pues, una de las principales razones por las que la COP20 no ha resultado ser tan trascendente en cuanto a acuerdos.

Cuando Francisco escribió ayer una columna sobre los medios y la COP20, me puse a pensar la relación entre corrupción —como la hemos entendido— y la cobertura hecha del evento.  Y, sí, pues, la trascendencia del evento más importante del mundo frente al cambio climático se pone en peligro cuando la prensa  del país donde es sede está más interesada en la aparición de Di Caprio o Emma Watson.  Francisco menciona también en su artículo casos como la final del Clausura o Gastón Acurio (a propósito, a Francisco le criticaron el hecho de poner «[…] personaje mediático como Gastón Acurio y sus ceviches climáticos», en vez de reconocer sus logros para con el Perú; creo que la intención de Francisco fue resaltar el hecho de enfocar a Gastón en un contexto de cambio climático… ¿tiene relevancia?).  El mismo diario El Peruano mencionó en grandes letras, el miércoles 3 de setiembre de 2014, que «La COP20 dejará más de US$ 40 millones de ingresos al país»; claro, como si lo que importara rescatar de esto fuera el dinero.  Quiero creer que hasta acá, por lo explicado anteriormente, ya nos dimos cuenta de la relación con la corrupción.  Definitivamente, hemos descendido el nivel del evento.  No son necesarias más palabras.

Cuando escuché a Ban Ki-moon decir que el Perú había sido escogido por su impresionante naturaleza (y, claro, obviamente, su relación con lo que implicaría perder la batalla contra el cambio climático), me puse a pensar si era más importante tener todos los recursos del mundo o ser conscientes de la importancia que estos tienen para el mundo (cultura ambiental, sí).

En definitiva, aunque suenen terribles y sean generalizaciones, la Corrupción Oficial de Países (la COP20 como evento corrupto) o la Corrupción Oficial Peruana (la difusión de la COP20 como corrupción) son un hecho, aunque no creo que sean irreversibles; sin embargo, por ahora, tienen una calificación bastante alta (el 20 es metafórico, pues no creo que lleguemos a esa nota, pero es elevada). 

Podríamos repensar entonces si nuestras acciones corrompen actividades (en cualquier ámbito), y si los países y la prensa podrán darse cuenta de que limitan el desarrollo de esta negociación si no entienden realmente el valor de esta.


Escrito por

Gonzalo Pizarro

Estudiante de Gestión y Alta Dirección en la PUCP. Apasionado por el lenguaje. Pensar, no repetir. Concertar, no imponer. @_gonzalopizarro


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Mis Pensamientos

No solo ver, sino pensar. No solo pensar, sino construir. Un espacio para temas no específicos, pero siempre interesantes.